María Félix: no temo a la muerte, pero tampoco tengo ganas de morir | La jornada (México, 23 marzo 1996)

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TituloMaría Félix: no temo a la muerte, pero tampoco tengo ganas de morir
Autotr: Raquel Peguero
Medio: Diario La jornada
Lugar y fecha: México, DF, 23/marzo/1996
Linkhttp://www.jornada.unam.mx/1996/mar96/960323/cultura.html




-¿A Máría Félix sigue enamorada?
-Creo que estoy enamorada de todo. Soy una gente dotada para pasarla bien. Yo no me fijo en pequeñas cosas que le hacen la vida pesada a la gente. 
La Doña habla con seguridad. Acostumbrada a las intervenciones de su representante, Fanny Schatz, Marí­a la mira de vez en vez, atenta a no perder el hilo de la entrevista y a ser la mejor anfitriona con sus interlocutores. 
    -¿Cuando Leonor Fini la pintó por primera vez, usted cuenta estaba deprimida por la muerte de Jorge Negrete. ¿Ha vuelto a tener una etapa así?
    -Bueno, no es que estuviera tan deprimida, pero siempre cuando se aparece la muerte es cruel y sorprende mucho ¿verdad?, sobre todo cuando uno ve morir a la gente. Ver morir es muy duro. Cuando dices: ya se murió fulano, ni modo, es otra cosa, pero cuando ves la reacción que tiene el individuo cuando la Å¡Fría! esta ahí­ para llevárselo, ¡es duro!, como cuando yo vi a Alex, a Jorge...
    -En su autobiografí­a, dice que la vida de una actriz es un sueño...
    -Le aclaro que no hay que creer exactamente en mi autobiografí­a.
    -¿De verdad?
    -¡Claro!, dije muchas cosas que... La vida de una artista es un sueño, Å¡claro que es un sueño! Una verdadera actriz es un sueño, los hago soñar con mis pelí­culas.
    -¿Y cómo ha vivido ese sueño?
    -Justamente, el atractivo y el interés que tiene ser actriz es el representar a otro personaje ¿verdad? Y uno vive ese personaje y ese personaje hace soñar. No es que precisamente sea un sueño, hay que comprender. No es que estoy en un sueño, estoy actuando, pero si hago soñar a la gente que me está viendo, hago soñar. Yo soy el sueño.
    -¿Y ha realizado todos sus sueños?
    -Mire yo no sueño cosas imposibles. (Se rí­e). No sueño. Todo lo que puedo es dentro de mis posibilidades. A mis posibilidades tengo una casa. A mis posibilidades eduqué un hijo. Dentro de mis posibilidades, no tengo sueños.
    -¿Nunca se le quedó un pendiente por ahí­?
    -Yo no tengo pendientes para nada.
    -El asunto es ser como usted: una mexicana que no se deja.
    -Creo que ya todas no se dejan.
    -¿Qué opina del feminismo?
    -Yo tengo una idea muy muy diferente a la general: las mujeres quieren ser igual a los hombres, yo no. Yo tengo corazón de hombre, pero no me quiero parecer a los hombres. Es muy diferente un hombre que una mujer. Nada tiene que ver un hombre con una mujer. Las mujeres todas quieren hacer lo que los hombres pero creo que una mujer no puede ser jamás como un hombre.
    -¿Por qué?
    -¡Cómo por qué! Porque estamos hechos diferentes y desde el momento en que estamos hechos diferentes ya no podemos ser iguales. Aunque yo diga que tengo un corazón de hombre, porque a veces el corazón de un hombre tiene una forma mucho más dura de hacer las cosas, naturalmente. Para que una mujer pueda parecerse a un hombre, tiene que hacer y deshacer como un hombre. Yo nunca he querido imitar a los hombres en ninguna de sus cosas.
    -¿Qué opina del machismo?
    -Es una cosa inventada. Hay hombres que tienen esta manera, no sólo en el trato con la mujer sino en el trato con la vida.
    -¿Cómo hace para verse tan guapa, tan eterna?
    -Yo creo que no le hago de ninguna manera (dice riendo), porque lo que tengo es una alegrí­a natural y una energí­a natural, que eso ya es un don ¿verdad? A un cierto nivel, uno tiene lo que se merece. Pienso que un joven muy joven es un don de la naturaleza. El don que te da esa piel maravillosa, el brillo de los ojos. Pasando cierta edad, lo que tienes es lo que te mereces, lo que te has dado en tu vida, cómo te has cuidado. Si yo hubiera bebido alcohol o hubiera fumado la mariguana o me hubiera drogado y todo eso, pues tendrí­a otro fí­sico o serí­a diferente. ¿Por qué? Porque la vida te cobra.
    -Se ha dicho que Marí­a Félix nunca va a ser fea porque tiene huesos muy bellos...
    -¡No! ¡No! No es que uno sea feo a una edad, hay otras cosas que suplen la juventud, la frescura. Hay un estilo, una personalidad, hay otras cosas que son también ¡guapas!
    -Con la belleza se nace, ¿el estilo se lo forja uno?
    -Pienso que sí ¿verdad? El estilo se lo hace uno queriendo o no queriendo. La vida te da un estilo.
    -¿Usted descubrió inmediatamente su estilo?
    -No, yo nunca me busqué ningún estilo. Pienso que la vida es un poco la educación que le dan a uno sus padres. De ahÃí viene cómo me crié. Me crié entre hombres, eran seis hermanos, hay una manera diferente de jugar. Nunca jugué con muñecas. Jugaba con trompos, con canicas, con pelotas, en árboles...
    -La Doña sí­ que no se hace nada- interviene Fanny.
    -Pero todo mundo dice que se hace todo.
     -Pero no, fí­jese que no. Necesitaba tener tiempo. No tengo tiempo.
    -¿Y las curas de sueño y esas cosas?
    -Cuáles curas de sueño? ¡Ah, cómo inventan!- responde Fanny por La Doña y le comenta: que te pones a dormir.
    Marí­a mira a todos con curiosidad y levanta los hombros indiferente.
    -¿Tiene Marí­a Félix ahora algún compositor preferido?
    -No.
    -¿Juan Gabriel?
    -Pues no conozco mucho la música de Juan Gabriel. El otro dí­a escuché un concierto de Luis Miguel y me gustó. Me gusta mucho como canta.
    -Es un niño, tiene 24 años.- dice Fanny. Marí­a contesta:
    -Si ya tiene 24 no es un niño; los niños son de 14 para abajo. Luis Miguel es un hombre.
    -Sobre el programa de televisión...?
    -No tiene argumento ni nada, es mostrar mi casa de París, ésta, la de Cuernavaca.
    -La vida íntima de María Félix, pues...
    -No, no precisamente, porque la vida í­ntima no la enseño nunca (rí­e). No, no, Para mí­ ésta es la intimidad, porque ¡esta es mi casa! La intimidad, creo yo, es otra cosa: Allá -señala el interior de la casa- mi recámara, mi baño.
    -Usted va a quedar en el cine y...
    -Pues sí­, tengo pelí­culas muy bonitas, casi no las veo, pero la gente las sigue viendo. La televisión te tiene presente. Es uno de los fenómenos del siglo.
    -¿Cuando pasan sus películas por TV las ve?
    -Alguna vez que me toca sí­, porque yo nunca las vi y a veces, cuando las pasan en el 21 ó si Quique me llama en la noche y me dice: Mami, pónle que están pasando una de tus pelí­culas. Entonces sí­.
    -¿Tiene alguna sensación cuando se ve?
    -Siempre se tienen sensaciones. ¡No soy una mesa! (rí­e). Pero no he tenido particular gusto en ver mis películas.
    -Se levanta temprano...
    -Yo no me levanto temprano, ¡me despiertan temprano! Pero no me levanto. Es muy diferente el despertarse que el levantarse. Yo me despierto temprano para que el dí­a se me haga más largo, porque no soy una gente que se va a tomar el café a las 12 del dí­a. A las 8 de mañana en punto me llevan mi desayuno y a las nueve me llama Antoine de donde esté; más ahorita que me dio duro esta neumoní­a, ¡qué mal me puso! Cuando me dijeron que se habí­an muerto mis vecinos de neumonÃía, me dio susto.
    -¿Y si la agarra la Frí­a?
    -¡Cómo que si me agarra la Frí­a! ¿Qué quiere decir? ¿Que si me muero? ¿Por qué me pregunta eso? (rí­e) Si me agarra ¡cómo puedo saberlo!?
    -Digo, si la agarra en Parí­s... Uno quiere morir en su tierra.
    -Pero ¡qué va a saber uno dónde va a quedar! Donde te da te da...
    -¿Le tiene miedo a la muerte?
    -Yo no le tengo miedo a la muerte. Pero tampoco tengo ganas de morirme.

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